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“Ser Volcán”, es un poemario donde el lenguaje, envuelto en una serie de transformaciones, atestigua una exploración de la memoria a través de la naturaleza. La figura del volcán se ve marcada por una geografía generacional, capaz de evocar afectos filiales, orígenes e identidades. Para Cynthia Paredes, pensarse y saberse volcán es una manera de entender la vida antes, durante, y después del nacimiento, así como también la muerte.
“Aquí yace la historia de una mujer marcada por una nana de infancia”.
Para la voz lírica, es necesario apoderarse de un cuerpo volcánico que la deje cambiar de piel constantemente. Asumir una historia de mujeres amazónicas que le permiten conocer el pasado, y crear una consciencia. Estas mujeres de papel, hijas de los árboles, son sus antepasadas. Puntos de referencia conectados a su naturaleza circundante. A los colibríes, a los cóndores, y al maíz. Hay un afán de descubrimiento en estos paisajes andinos. Una respuesta al exilio. Siempre podemos irnos, pero las imágenes de nuestra infancia son las que nos acompañan por el resto de nuestras vidas. Por eso, a pesar de bullir y andar por todos lados, quien nos habla dice: “Yo soy mi abuela, estamos conectadas por nuestro ombligo´´.
La poesía de Paredes es muy intimista. Dentro de los recorridos que abarca en el poemario, siempre está presente la fuerza de su lugar de nacimiento. Haber nacido en Ambato, tan cerca del Tungurahua, exige para ella respuestas que solo puede dárselas su origen volcánico. Ella es volcán porque todos sus andares desembocan en senderos de lava y superficies de basalto.
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